El fiasco de twitter, ¿incompetencia o mala fe?

Cómo se puede uno gastar 44 mil millones de dólares y poner un servicio tan patas arriba que sea percibido como inviable por no pocos usuarios. ¿Incompetencia o mala fe? Si no fuera incompetencia, ¿cuál es el plan último? ¿qué pretende con esta voladura controlada? Si no hay un propósito detrás, ¿es que no tiene asesores este hombre?

Me alegra enormemente que, ante los desmanes de un patrón déspota, hayan sido los trabajadores los que hayan dicho: no pasamos por el aro, ahí te quedas, mucha suerte manteniendo esto sin nosotros.  Porque, ¿cuántas veces hemos escuchado eso de que los empresarios crean puestos de trabajo, riqueza y traen prosperidad a la sociedad? Pues justamente ha sido un billonario con capacidad de comprarse lo que sea, quien nos viene a demostrar que no: que la riqueza la crean los trabajadores y que la prosperidad depende de la sociedad en su conjunto y no de unos cuantos iluminados.



Lo que no podemos predecir es lo que va a pasar ahora: ¿se darán cuenta otros trabajadores de que les pueden torcer el brazo a sus jefes, simplemente porque si el trabajo no se hace, no hay riqueza que valga? ¿lo entenderán los inversores y los accionistas para evitar las ventas irresponsables a gente sin cualificación ni capacidad para dirigir una empresa? Lo dudo, pero siempre pondremos este ejemplo. 


En cuanto a mastodon y el fediverso, reconozco que no era para nada consciente de lo que existía fuera de las plataformas. Y oye, menudo soplo de aire fresco, ¿no? Aire fresco que nos devuelve a cuando la red eran las personas, no una serie de servicios que estaban acumulando todo el tráfico para ellos. Mucha gente está moviéndose ahora a mastodon y se chocan con una experiencia de usuario (UX que dicen los entendidos) que no es la de twitter. Por supuesto, mi ciela. Lo dije ayer, pero me parece pertinente repetirlo: si no tienes un usuario único y global en un sitio centralizado, sino en tu instancia/servidor localm, eso hace más difícil que alguien ponga tu nombre en un buscador y simplemente te encuentre en todo. ¿Derecho al olvido? Ahí lo tienes. Si quieres escribirle una postal a alguien, lo natural es preguntarle su dirección. Su número de teléfono para llamar. Su email para escribir un correo electrónico. Lo distópico era lo contrario. Si alguien quiere que lo encuentres, tiene mecanismos para hacerse visible: publicar su nombre de usuario o usar hashtags para hablar de ciertos temas. Si no, pasa de largo, no hay nada que ver. Esta persona no tiene interés en ser encontrada.



Veremos en qué queda esto, pero por ahora, me alegro mucho del ejemplo que han dado los trabajadores (porque se lo pueden permitir) y me da pena que tantas cosas buenas que dijimos en twitter puedan desaparecer. Pero oye, uno no puede esperar que el bar de toda la vida siga siempre abierto. Así que nos veremos en otros bares.