El 20 de Enero Joe Biden, del partido demócrata, se erigió como presidente del decadente imperio de Estados Unidos. Ungido con el poder desde Wallstreet, con la protección de las grandes BigTech expulsando de todos los lugares a Donald Trump, y con el poder de la gran industria cultural gringa dando el espectaculo a un escuálido y poco emotivo (al nivel de Frei Ruiz-Tagle) Biden.
El orden se ha restablecido en el imperio.
Y esta escena nos debería quedar grabada en la retina, por una razón que nos atañe: El capital está en tal período de inestabilidad que no requiere de grandes aventuras de la derecha radical, ni mucho menos experimentos progresistas de izquierda ni de izquierda declarada. En este momento el capital requiere de garantías de orden, prosperidad sin generar guerras civiles o convulsiones dentro de los países que llevan adelante la cuarta revolución industrial y sus regiones serviles, como la chilena.
Para ello, el partido del orden chileno se ha acortado, pero a la vez ha ido intensificando y endureciendo su posición con quienes no son parte él, que son los extremos de izquierda (Jiles, jadue) y derecha (Desbordes, Lavin, Matthei, Kast). Este último grupo lo desestiman no porque no compartan ideológicamente con ellos, sino que se desecha porque no dan las garantías de estabilidad que una cuarta revolución industrial requiere. En otras palabras: Si piñera siendo relativamente moderado en sus dos gobiernos Chile se vió movilizado, es impensable un escenario con Matthei o Kast.
La configuración de un nuevo partido del orden
Un partido del orden debe tener las siguientes características: 1) No debe ser un partido en sí mismo sino una constelación de grupos de poder acentado en facciones de partidos políticos 2) Debe tener alas de “centro-izquierda” y “centro-derecha” para aparentar diversidad; 3) Quienes conforman el partido del orden deben aparentar el mayor antagonismo posible pero en el momento crucial llegar a acuerdos rápidos.
Siguiendo esta línea, dos bloques se configuran como partido del orden
Larvaez, o la Concertación resucitada
La concertación tiene una especialidad en transiciones democráticas, contuvo una gran cantidad de moviliación social en todo su ciclo de poder y continuó un camino de privatización y asesinato de luchadores sociales sin contrapeso. Una cosa que la concertación dejó claro estos 30 años es que no necesitas ser de derecha identiraria para ser más neoliberal que ellos.
Larvaez (o como se supone que dice su carnet de identidad: Narvaez. Desconocemos la razón) no tiene absolutamente ningún mérito más que ser la enviada de Bachellet, la cual cobra cuentas con sus detractores dentro de la concertació y aprovecha el momento de vacío de poder dentro de su coalición, y por otro lado es mujer, cuestión potente en sí mismo sobre todo si se mira el circo de “feministas” montados por hombres del PPD. Fácil de echarse al bolsillo el grupo.
Comandada y respaldada con una vieja concertación sabia en maquineos, con una cara de aparente “renovación” para conducir “cambios” (?), es una de las favoritas del partido del orden. Afortundamente sigue siendo simplemente Larvaez.
Sichel y la apuesta por una derecha “apartidista”
Los sectores de derecha y los grupos de poder tienen algo claro: el 18 de octubre del 2019 se le cerró la puerta a la derecha por los próximos 2 gobiernos (diríamos más, pero el tiempo está muy líquido y todo puede pasar. hasta nos cuesta decir 2), por lo tanto hay que extremar la estrategia de llevar candidatos de derecha que aparentan no serlo.
Lo que partió como una chabacanería de un personaje excéntrico se terminó volviendo un candidato real del Partido del orden. Sabemos que se inventó una encuesta para que apareciera como presidenciable, hecha por una funcionaria del Banco Estado que él dirigía, y lo que pareció una desfachatez pronto comenzó a tomar forma de partido del orden.
Andrés Chadwick, Marcela Cubillos y Libertad y Desarollo, grupos de empresarios DC y parte de los diputados de RN entendieron este panorama y han entregado dinero y recursos humanos para levantar a Sichel como candidatura seria a pelear la presidencial. En otras palabras, uno de los Think Tanks más importantes de la derecha chilena ha preferido migrar de la derecha identitaria a una gatopardista y que tenga más posibilidades de ganar, más aún con un pasado en la concertación que lo puede vincular rápidamente a sectores de centro para acaparar más votos, pero que confirman que son puntas del mismo lazo con Larvaez. La cuestión va en serio cuando vemos que incluso están dispuestos a hacer un partido nuevo si RN no decide dar libertad de expresión.
Este es el marco en que los medios se movilizan: todo es Larvaez, todo es Sichel. Todo es el partido del orden.
¿Cómo actuará el poder plebeyo ante este escenario?
Un pequeño avance, de la mano de Carlos Tromben:
Comments
June 23, 2022 10:14
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June 29, 2022 05:59
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